Leyendas
En los filandones de las largas tardes del invierno en las casas del municipio cuando la TV y la radio no eran parte de nuestra vida; los lugareños recordaban al calor de la lumbre las leyendas que oyeron de sus abuelos en torno a la mitología montañesa.
Estos cuentos y relatos son fruto de la tradición oral leonesa, en los que se entremezclan la realidad con la ficción y la enseñanza de como funciona la naturaleza con la religión católica: elementos como la Vieya'l monte, los cuelebres y los trasgos, el diaño y de porque no se debe entrar en las cuevas, las xanas de las fuentes, el reñubero y su invocación; "Tente nube tente tú, que Dios puede mas que tú" para detener a las tormentas de verano o el sin fin de relatos sobre peregrinos perdidos. Son parte del acervo cultural leonés y local.
Todo esto, se queda en el terreno de lo conjetural. No obstante, las leyendas tienen muchas lecturas. Cada cual puede sacar la suya.
Leyenda del Lago de Isoba
Esta leyenda es sin duda una de las mas conocidas entre la gente de aquí.
Este romance cuenta como en una noche cruda, donde la oscuridad pareciera haberselo comido todo y en la que cualquier ruido despierta en uno el miedo, un peregrino que trataba de cruzar el paso del Alto Porma hacía se cree, San Salvador de Oviedo en su periplo hacía Compostela, se vió envuelto por la noche cerca de Isoba.
Esta persona buscó cobijo y auxilio entre los moradores de Isoba sin éxito alguno. Tan solo recibió ayuda del párroco del pueblo que según las malas lenguas era hijo de la pecadora, una mujer soltera cuya vida era puesta en entredicho por sus semejantes.
Este peregrino encontró el auxilio que precisaba y el calor de una lumbre que le reconfortara.
A la mañana siguiente abandonó Isoba y dijo lo siguiente: "Que se hunda Isoba, menos la casa del cura y la pecadora", y fruto de esa maldición, las fuentes que circundaban el pueblo comenzaron a manar agua como si del Diluvio Univeral se tratase. Isoba quedaría anegada y tan solo unas pocas casas se librarían.
Este sería el origen mitológico del lago de Isoba, uno de los espacios naturales mas importantes de nuestro municipio.
Las leyendas son fruto de la historia, y la historia es fruto de la realidad. No sabemos si esto pudo ser o no cierto. No obstante, precedentes y evidencias históricas si que las hay, pues en en el entorno de Isoba durante siglos, existió un pequeño hospital de peregrinos regentado por la Orden del Santo Sepulcro. Este pequeño cenobio brindaba auxilio a quienes se aventuran a peregrinar a Santiago por estas tierras.
También, el hecho de que la santa patrona de la localidad de Isoba sea Santa María Magdalena, que según la tradición católica fue la compañera de Jesucristo y antes de eso, se dice que era meretriz, nos puede querer decir algo de como estas gentes de antaño adoptaron el culto a María Magdalena en una especie de lenguaje redentor. Como pidiendo perdón hacia esas mujeres.
Leyenda del Lago Ausente
La leyenda de como surge este lago es un poco mas negra que la anterior, cabe recordar al lector que estas leyendas se contaban para amilanar a los jóvenes y que estos no fueran a los lagos, pues al no saber nadar corrían riesgo de perecer bajo sus aguas, de ahí que siempre los lagos tengan ese halo de misterio.
Dice la tradición que una joven de la que volvía a casa tras pasar el día con su ganado tuvo la mala fortura de caer en el lago, quien sabe desde donde o como fue a parar allí arriba, pues el lago en la actualidad tiene un acceso sencillo, pero en el pasado sería harto complicado llegar allí, el caso es que allí encontró el sino de sus días. La joven en un intento de salvar su vida tocó la orilla con sus dedos y del lugar del cual la chica tocó, brotó la Fuente de los Cinco Manantiales.
El Ausente debido a su orografía y a su altitud está expuesto a los vientos continuos lo cual puede ser el origen de la creencia popular de que en las noche de luna llena, cuando esta ilumina la superficie de las aguas, de lo profundo de sus aguas se escucha un lamento pesarumbroso. Dícese ser la niña que te llama para que la ayudes. Pero quizás sea simplemente el viento ululando.
Otra creencia popular dice que el lago visto arriba presenta la forma de una cara ovalada con dos pequeños bultos a ambos lados, como si de unos moños se tratase. Un ejemplo mas de adaptar el origen de la naturaleza a un evento comprensible. El lago tendría la forma de la cara de la joven que allí pereció.
Leyenda o Romance del nacimiento de los Ríos Porma y Curueño
Existe en la provincia de León un relato compartido por varios pueblos, en los que se narra el origen mítico de los Ríos Porma y Curueño. Este relato ha sido compartido, reeditado e reinterpretado en múltiples ocasiones, pues haya donde vayas tendrá sus peculiaridades.
Le leyenda dice así:
De entre las tribus de astures que poblaban estos montes, había un guerrero con gran porte. Su nombre era Curienno, valiente y caballero. Y entre tanta brabura había un pequeño hueco para el amor sincero. Polma era la afortunada de ocupar ese hueco. Una joven cuyo pelo atesoraba en brillo del cielo.
Con el canto de los gallos Caniseco se percató de su perdida y con una horda de soldados salió en busca de la montañesa.
A la vez lo mismo sucedió en Vegarada.
Con la primera luz del día los llantos de las Xanas cesaron y convirtieron sus lágrimas y la sangre de los jóvenes en dos fuentes de agua clara.
De esta manera, el amor de estos dos jóvenes quedó sellado en el momento en el cual las aguas de estos dos ríos se encontraron. En el pueblo de Ambasaguas el Porma y el Curueño emprendieron un viaje que todavía no se acaba.
Este pequeño relato está sujeto como todo a libre interpretación como es obvio, pues si algo tiene la tradición oral es que en cada pueblo se enriquece de manera distinta y se aporta un nuevo enfoque de la misma.
Origen del nombre de los Mampodres
El origen del nombre de Mampodre, con el que se designa el Parque Regional de la Montaña de Riaño y Mampodre, por ser uno de los accidentes geográficos mas relevantes de nuestro territorio. Tiene también su leyenda.
Cuentan que el nombre viene de manos podadas, que recogería el hecho de que los invasores romanos, tras someter a los cántabros y astures en el siglo I a. C. cortaron las manos a los caudillos rebeldes y los confinaron en estos bosques.